martes, 14 de mayo de 2013

Circos con animales en mi pueblo.


Una vez mas llega un circo a mi pueblo. El espectáculo itinerante por excelencia, del que viven dignamente muchas familias que heredan una profesión difícil y resignada, que ofrece entretenimiento, arte e ilusión entre los mayores y pequeños de las ciudades que visitan. Vaya por adelante mi respeto y admiración a la familia del circo. 
Al mismo nivel mi desacuerdo con el uso de animales para espectáculo y divertimento humano, y mi repulsión y rechazo a los maltratos y vejaciones de animales cuyos artífices y cómplices interesados coloco al otro lado de mi trinchera.

Los circos con animales no son espectáculos que enseñan sobre los animales y sobre la vida salvaje a los niños de nuestro pueblo. 
Los animales deben vivir en libertad, algunos circos les condenan a una vida miserable de confinamiento y les obligan a realizar ridículos espectáculos para entretener a un público, inconsciente o indiferente a este sufrimiento. 

Acudir a estos espectáculos, es una decisión personal, tambien una responsabilidad, por una parte pagando la entrada apoyamos una actividad que con el suficiente rechazo social desapareceria y obligaria a la adaptación del sector a espectaculos mas artisticos que no usasen animales, por otra el gesto de hacerlo o no, es una enseñanza un ejemplo a nuestros menores, nos posicionamos del lado del respeto a la vida y la libertad animal o en la indiferencia, como mínimo.

Les invito a la reflexión y a la lectura de un breve texto recopilado de varias fuentes.

Juan Manuel Mancebo Fuertes
www.bobastro.2.blogspot.com


"Los animales que actúan en los circos tienen dos vías de origen: o son animales nacidos en cautividad (hijos de animales que también viven en el circo, o comprados a programas legales de cría en cautividad llevados a cabo por zoológicos o centros de conservación, que se dedican a criar animales de especies salvajes o exóticas bajo condiciones controladas. ) o son animales secuestrados de su hábitat original por redes ilegales de tráfico de animales ( animales que provienen del comercio ilegal, capturados por cazadores furtivos, que secuestran generalmente a las crías tras matar a parte de su grupo familiar y que soportan condiciones durísimas desde su captura, durante el transporte de miles de kilómetros hasta llegar al confinamiento de por vida en el circo.)
Existen circos en todo el mundo que, tras revisiones policiales, han visto confiscados sus animales por no cumplir con los documentos oficiales reglamentarios. El tráfico de animales es uno de los enemigos de la biodiversidad, y promueve un negocio sucio que hace presa de los animales silvestres, especialmente en países pobres o en vías de desarrollo.
Estos animales están en los circos para ejecutar números "artísticos", en los que aprovechando sus capacidades y habilidades naturales, son obligados a ejecutar todo tipo de bailes, saltos, piruetas y coreografías, comportamientos antinaturales y ajenos a la especie de animal de que se trata.

Los animales en los circos viven una vida de dominación, confinamiento y entrenamiento violento. A pesar de que los circos siempre reclaman lo contrario, los entrenadores usan métodos abusivos para entrenar a los animales y así dominarlos por la fuerza para que ejecuten los números. La rutina es el entrenamiento mediante golpes y amedrentamiento de los animales sirviéndose de cuerdas, collares, bozales, mangos eléctricos, látigos y ganchos metálicos, que son herramientas típicas del entrenamiento y actuación de un circo. Esto debe mostrarnos que los animales están siempre siendo obligados a actuar. Ellos no lo hacen porque quieren: lo hacen porque temen los castigos que les darán si no actúan. Algunos garfios y ganchos metálicos están discretamente diseñados para dar golpes eléctricos (llevan unos dispositivos ocultos en la parte que se manipula el bastón), por lo que el público o quien no sea el manipulador del animal no podrá darse cuenta de que lo están electrocutando. 
Algunos entrenadores, sino todos, suelen decir que utilizan métodos positivos como el refuerzo y las recompensas, pero muchas veces estos se dan también bajo situaciones abusivas: premiar con comida sólo funciona en animales hambrientos, por mencionar un abuso típico de los entrenamientos circenses.

Mientras los animales realizan su número en la pista obedecen las órdenes verbales de los entrenadores sólo porque éstos llevan en su mano, visiblemente, los garfios o látigos. En los entrenamientos ya han aprendido "quién manda" y si desobedecen una orden saben que recibirán un fuerte y doloroso castigo. Se ha visto a entrenadores que, antes de entrar a la pista y fuera de la vista del público, golpean violentamente a los animales como una señal de advertencia para recordales quién es el jefe y asegurar así que los animales ejecuten las rutinas en el show.

"...nada me ha disgustado ni indignado tanto como los circos y esos pobres animales indefensos que delante del público ejercitan sus habilidades aprendidas a fuerza de martirios. (...) Durante mucho tiempo me limité a evitar la contemplación de esta clase de espectáculos, levantándome maquinalmente de la localidad cuando les llegaba su turno y abandonando sin decir palabra la sala del teatro. Automáticamente me liberaba de aquella verdadera tortura que se preparaba para mi. Pero hoy, que conozco más a fondo esos horribles tratos y que he adquirido una conciencia más neta del deber humano, estimo que tales exhibiciones son intolerables y que cualquiera que no esté loco debe reprobarlas como yo..." Extracto de la novela "Miguel, perro de circo"de Jack London, 1915.

1 comentario:

Antonio J. Quesada dijo...

Estimado Juan Manuel, te dejo este mensaje por si te apetece conocer mi blog: http://antoniojetaquesada.blogspot.com
un abrazo,